El que escriben lector y escritor al unísono.
La filología es el manual de instrucciones del artefacto
creativo.
La escritura es holística, toca muchas facetas del ser
humano. Nuestras circunstancias pueden ser una espléndida oportunidad para
documentarse. La vida es una historia santa, fluvial, inverosímil y llena de
piedras incrustadas. Tiempo después, se convierte en ahora de los pájaros de
Huxley.
Esa necesidad de fluir a través de un paisaje, de verter
palabras pintadas a brochazos.
Quizá garabatear sobre un libro blanco manchándome los
libros de tinta sea una gran manera de no decir nada. Pero yo creo, como los
griegos, que el verdadero poeta memoriza de antemano los 1000 mejores poemas de
todos los tiempos y después se pone a escribir.
Tantos obstáculos para dictar la primera frase, para
despertar del ensueño del folio en blanco y emborronar la línea que destruirá
el vacío. Mientras sucede, la mente fluye y no se paraliza, la mente-río no se
apelmaza en las comisuras de un stop traslúcido.
Hablo con el libro-avatar, el libro-saco mágico. Su
compañía es una mirilla en la frente. La mirilla en el tercer ojo rompe la
cuarta pared a través del papel.
Deja de buscar los grandes espacios de tiempo, vislumbra
las pequeñas oportunidades.
Romper la cuarta pared a través del papel.
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